Tras una inactividad prolongada causado por un cansancio intelectual y psicológico como nunca había conocido en mi existencia, que ha desaparecido como por arte de magia a través de una experiencia que para algunos es traumática, pero que para mí ha sido casi iniciática, vuelvo para compartir parte del poco tiempo que voy a tener a partir de ahora con los que todavía sigan al otro lado de la pantalla.
A partir de ahora estoy trabajando en mi mismo, con una fuerza y una alegría desconocidas para un cuerpo/mente que hace solo unos días se arrastraba literalmente entre el coche, la oficina, la casa y algún cliente, un cuerpo agrio, enfadado, faltón, desconsiderado y dolorido. Cabreado con el mundo y con la vida, a punto de enfermar de algo gordo por la propia dejadez para con el espiritu y lo mio.
Me decía Pedro el otro día que para algunos es un drama, y lo entiendo por que la mayoría han vivido todos estos años por encima de nuestras posibilidades, incluso los que tenían menos, sin parar a pensar seriamente en que opciones tendríamos si pasara esto. Quizá yo soy un privilegiado, pero no por suerte, sino porque en todo este tiempo no he cedido a la locura generalizada y tengo un buén colchón que me va a permitir sin prisa, pero sin pausa encarar la mitad que queda de mi vida. Para mi no ha sido un drama, ha sido un estallido de libertad. Una catarsis de lo propio, de lo fresco, de lo auténticamente mío, que se ha liberado y está surgiendo a borbotones de mi antigua, desgastada, podrida casi envoltura, para configurar un nuevo ser. Esta vez yo. Esta vez de verdad .
Y , adaptando lo que decía en esta canción Freddy, mi amigo espiritual del alma, me digo a mi mismo: NO ME PARES AHORA.
Aunque ni de coña.... Yo me quedo , el se vá.