(como siempre , mejor leer con la música de fondo, que tratándose de la voz de Gladys Knight es un regalo. Además en en este caso el video no es de buena calidad y pa qué....)
Bueno, pues se cumple el viejo axioma. Todo tiene un principio y, claro está, un final. La excusa de la interrupción veraniega ya no es un motivo para no pasar en un tiempo por el jardín y dejarlo sin regar, a la espera de que alguien pase como el que no quiere la cosa y vierta unas gotitas de vida para que las plantas no se sequen. A la espera de una mirada furtiva en diagonal, de una lectura mas o menos atenta con la sonrisa en los labios, de un comentario atinado, o incluso interesado, que mas da.
Los jardines hay que cuidarlos, sobre todo si son para enseñarlos. Yo no lo estoy haciendo y al final el Jardín se agosta, se seca, mengua color y brillo y en definitiva se pierde. Y a mi me duele, como me duele que las cosas se hagan viejas sin usarlas, sin hacerlas compartir contigo eso tan escaso y tan bonito como es tu vida. Sin hacerlas formar parte de ella.
Y siento que el Jardín ya no comparte mi vida, que ha florecido por otros lares. Lares en los que el pintor, el jardinero, ya no es Bosco, sino Jose. Y creo que tampoco comparte ya vuestra vida, si acaso de vez en cuando. Supongo que cuando la nostalgia aprieta o cuando el recuerdo y el tiempo disponible lo permiten, mas allá de los RSS o del Google Reader.
Es justo dejar que Bosco descanse. Ha hecho mucho por Jose y debemos dejarle descansar. Si acaso definitivamente, no lo se. Quizá le haya llegado la hora de jubilarse y retirarse a ese mar que tanto quiere, que tanto le duele no tener cerca. Os pido que le saludéis con esa sonrisa que el agradece tanto y le dejéis marchar. Contentos de su trabajo, y de que haya contribuido a devolver a Jose de nuevo al mundo.
Y respecto al Jardín de las Delicias.... mirad, el de verdad, el del Prado, ese si es inmortal. Si algún dia lo visitáis acordaros de esta pequeña sucursal y de algún momento que os hizo volar con la imaginación, como a mi me lo hace la pintura de El Bosco cada vez que la veo.
Hasta siempre. Aqui se cierran las puertas del Jardín. Gracias desde el alma por venir.
Bueno, pues se cumple el viejo axioma. Todo tiene un principio y, claro está, un final. La excusa de la interrupción veraniega ya no es un motivo para no pasar en un tiempo por el jardín y dejarlo sin regar, a la espera de que alguien pase como el que no quiere la cosa y vierta unas gotitas de vida para que las plantas no se sequen. A la espera de una mirada furtiva en diagonal, de una lectura mas o menos atenta con la sonrisa en los labios, de un comentario atinado, o incluso interesado, que mas da.
Los jardines hay que cuidarlos, sobre todo si son para enseñarlos. Yo no lo estoy haciendo y al final el Jardín se agosta, se seca, mengua color y brillo y en definitiva se pierde. Y a mi me duele, como me duele que las cosas se hagan viejas sin usarlas, sin hacerlas compartir contigo eso tan escaso y tan bonito como es tu vida. Sin hacerlas formar parte de ella.
Y siento que el Jardín ya no comparte mi vida, que ha florecido por otros lares. Lares en los que el pintor, el jardinero, ya no es Bosco, sino Jose. Y creo que tampoco comparte ya vuestra vida, si acaso de vez en cuando. Supongo que cuando la nostalgia aprieta o cuando el recuerdo y el tiempo disponible lo permiten, mas allá de los RSS o del Google Reader.
Es justo dejar que Bosco descanse. Ha hecho mucho por Jose y debemos dejarle descansar. Si acaso definitivamente, no lo se. Quizá le haya llegado la hora de jubilarse y retirarse a ese mar que tanto quiere, que tanto le duele no tener cerca. Os pido que le saludéis con esa sonrisa que el agradece tanto y le dejéis marchar. Contentos de su trabajo, y de que haya contribuido a devolver a Jose de nuevo al mundo.
Y respecto al Jardín de las Delicias.... mirad, el de verdad, el del Prado, ese si es inmortal. Si algún dia lo visitáis acordaros de esta pequeña sucursal y de algún momento que os hizo volar con la imaginación, como a mi me lo hace la pintura de El Bosco cada vez que la veo.
Hasta siempre. Aqui se cierran las puertas del Jardín. Gracias desde el alma por venir.