Ya estamos aqui de nuevo después del periplo por bushlandia. Una parte poco conocida, al menos por los profanos en estos viajes, situada en el estado de Pensilvania, equidistante mas o menos una hora y media tanto de Nueva York como de Filadelfia, muy alejada de iconos yankees televisivos y mas parecida a un conjunto de urbanizaciones de lujo de cualquier pueblo bien de las afueras de ciudades como Madrid y Barcelona.
Por tanto , y sobre todo debido a que he pasado cuatro dias prácticamente en una sala de reuniones sin vistas al exterior, poco he podido observar de esos típicos tópicos norteamericanos. Si acaso esa noche que buscando un Wall-Mart ( famosa cadena de supermercados) para que un compañero pudiera comprar un adaptador para el enchufe, paramos en una típica gasolinera con colmado dentro. Uno estaba esperando ver el rifle detrás de el mostrador y el tendedero gordo y con cara de pocos amigos, con gorra y camisa de cuadros, receloso de todo ,mientras un par de tipos de aspecto avieso observaban desde la puerta mascando chicle, pero no. El empleado era mas parecido a Apu, el de los Simpson, y mostraba una total cordialidad,y dentro solo habia un par de chavales comprando golosinas y cocacolas.
Ya contaré algo mas de los estadounidenses, al menos de los de esa zona y su pasión por el golf, los Iphone y los coches japoneses. Entretanto , la Música para el Domingo , que el pasado no apareció, victima del viaje. En este caso es una canción maravillosa, absolutamente hipnótica, de mi película preferida de los últimos años, Once.( aviso para navegantes, ya está el DVD a la venta, absolutamente recomendable)
Para mi esta escena, junto con la previa al primer encuentro donde los protagonistas tocan en una tienda de instrumentos musicales, es mi preferida. Un hermoso plano de mas de cuatro minutos mostrando a la protagonista andando de noche por calles de barrios obreros de Dublin, en el que se desgrana esta deliciosa y melancólica canción de desamor, recuerdos y sueños rotos.
Marketa Irglova, la chica checa ( que curiosa fonética ) protagonista junto con Glen Hansard de ese pequeño diamante hecho en Dublin en 17 dias con Handycams y dos duros, Once.
Por tanto , y sobre todo debido a que he pasado cuatro dias prácticamente en una sala de reuniones sin vistas al exterior, poco he podido observar de esos típicos tópicos norteamericanos. Si acaso esa noche que buscando un Wall-Mart ( famosa cadena de supermercados) para que un compañero pudiera comprar un adaptador para el enchufe, paramos en una típica gasolinera con colmado dentro. Uno estaba esperando ver el rifle detrás de el mostrador y el tendedero gordo y con cara de pocos amigos, con gorra y camisa de cuadros, receloso de todo ,mientras un par de tipos de aspecto avieso observaban desde la puerta mascando chicle, pero no. El empleado era mas parecido a Apu, el de los Simpson, y mostraba una total cordialidad,y dentro solo habia un par de chavales comprando golosinas y cocacolas.
Ya contaré algo mas de los estadounidenses, al menos de los de esa zona y su pasión por el golf, los Iphone y los coches japoneses. Entretanto , la Música para el Domingo , que el pasado no apareció, victima del viaje. En este caso es una canción maravillosa, absolutamente hipnótica, de mi película preferida de los últimos años, Once.( aviso para navegantes, ya está el DVD a la venta, absolutamente recomendable)
Para mi esta escena, junto con la previa al primer encuentro donde los protagonistas tocan en una tienda de instrumentos musicales, es mi preferida. Un hermoso plano de mas de cuatro minutos mostrando a la protagonista andando de noche por calles de barrios obreros de Dublin, en el que se desgrana esta deliciosa y melancólica canción de desamor, recuerdos y sueños rotos.
Marketa Irglova, la chica checa ( que curiosa fonética ) protagonista junto con Glen Hansard de ese pequeño diamante hecho en Dublin en 17 dias con Handycams y dos duros, Once.
Feliz Domingo, a ver si sale un poco el sol y ya lo tenemos completo.