Armarios y almas

Hace unos años hicimos una importante reforma en casa. Al cabo de un tiempo advertimos que ciertos hechos que acontecían en la misma ya no se producían. Por supuesto sois libres de esbozar una sonrisa cuando sepáis a cuales hechos me refiero, pero el caso es que son realidades incluso constatadas por amigos que a veces nos han visitado. Podéis pensar que chocheo o miento , pero no podré menos que encogerme de hombros. Yo se lo que hay.

La anterior dueña se quejaba de ciertos ruidos raros, ya fuera en mitad de la noche o del dia , tanto daba. Incluso llego a confesar a alguna vecina que estaba deseando marcharse. Aclaro que no vivo en una mansión decimonónica, sino en un tercero de tres habitaciones en la Sierra de Madrid.

Un hito importante en esos sucesos, que notábamos todos los miembros de la casa, en especial R&F que tenia menos años ( se dice que los niños tienen una especial sensibilidad), fué cuando una pareja amiga que cenaba con nosotros, a los postres, sentados en un sofa perpendicular al pasilo nos advirtieron ( los dos lo vieron) de que "había un niño en el pasillo" . Automáticamente y despues de levantarme a ver si R&F se había despertado y estaba en el pasillo, me encontré este vacío y a él durmiendo mas o menos plácidamente. Imposible de todo punto para un niño de esa edad regresar tan deprisa a la cama, taparse y fingir que estaba dormido.

Todo esto , que nunca nos inquietó hasta el extremo de austarnos, aunque nos causaran mas de un sobresalto los gritos de nuestro hijo en medio de la noche porque " alguien estaba y respiraba a su lado" o " alguien se había reido en la habitación", que nosotros palíabamos con la consabida " eso ha sido una pesadilla, cariño", acabó cuando hicimos la reforma y tiramos los armarios abajo, los cambiamos y abrimos otros.

Dicen los dichos populares que algunas energías que no han abandonado este mundo quedan en los armarios, donde encuentran calor y el olor humano que anhelan. Que esas energías se traen en alguna ropa, en algun objeto , se guardan en el armario y alli se quedan hasta que el objeto o el propio armario, se tiran.

Hace poco nuestro hijo se quejó ( dos veces ) que alguien le había destapado. Tiene dieciseis años, ya no tiene terrores nocturnos, ni pesadillas de monstruos.Yo mismo he sentido como alguien se ha sentado a mi lado sin que nadie mas estuviera en la casa. La perra ha gruñido en mas de una ocasión hacia un lugar indeterminado del pasillo.

Aclaro que seguimos sin inquietarnos. Afortunadamente ya lo conocemos e incluso sabemos como acabar con ello. Aún así , no dejo de pensar la cantidad de almas que quieren seguir viviendo, sentir el calor y el olor humano.

La lección es sencilla. Hay que disfrutarlo en vida , si no quiere uno condenarse durante mucho tiempo a vivir en la melancolía de un armario.