Mi Madrid

He tenido la oportunidad dos dias seguidos de transitar a pié por Mi Madrid. Aclaro que vivo desde hace mucho tiempo en pueblos cercanos , y cada vez procuro acercarme menos, fundamentalmente por eso del inmenso cansancio que me producen el tráfico y las aglomeraciones en general.

Concretamente ha sido por el verdadero, por el auténtico, por mi Madrid. Aclaro de nuevo que para mi, mas allá de un imaginario triángulo formado por la Glorieta de Embajadores, la Estación de Principe Pio, y la Plaza de Colón, mi Madrid no existe. Ese resto son solo zonas aledañas, sin esa personalidad que destila mi Madrid, y que yo siento impregnada hasta en el último centímetro cuadrado de acera.

Me siento alma bohemia, libre y hasta golfa cuando piso esa zona. Todo me evoca andanzas furtivas y noches afiladas. Cada esquina, cada puerta. A mi cabeza acude el sabor de lo prohibido, lo vedado, lo políticamente incorrecto. Las calles estrechas y recónditas, la luz, los bares, la gente que pasa, el propio aire que huelo. Todo me agita y me recuerda afortunadamente que hay vida en mi. Me siento parte de este sitio, fundido y transformado en el ambiente. Y distinto, distinto a lo que los demas ven que soy. Todo a pesar del cansancio del dia, de los atascos, de las aglomeraciones.

La plaza donde estamos es el cruce de calles mas bonito que vi jamás en mi vida. Como no lo iba a ser, si es mio.

A la vuelta, antes de coger el coche, vemos un dispensador extrañísimo en el parking, Tiene desde Oraldine a batidos de chocolate, pasando por tampones, condones y el famoso anillo vibrador de Durex. Solo puede estar en mi Madrid.

A la vuelta, comentamos lo sosa que es la ciudad-dormitorio de chalets adosados en la que dormimos, que no vivimos.

Gracias por el momento de ayer, Angel y Demonio, Bahhia, Fanma, Masmi. Fué un verdadero gustazo.